"La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color."
Ruben Darío
La princesa se mira delante del espejo y sonríe.
Sonríe porque por fin es feliz.
Porque no tiene a nadie que se merezca su sonrisa más que
ella.
Porque nadie la quiere, nadie la mima, nadie le regala
rosas.
Pero no las necesita.
Porque ella,
Ella,
Sólo ella,
Es la flor más bonita del jardín.
¿Pero quien se fija en un jardín?
¿Y en una rosa?
¿Y en una flor?
La sociedad de hoy en día no tiene tiempo para sueños ni
quimeras.
No tiene tiempo para ella.
Ella que soñaba con viajar a París,
Con volar muy alto
Y desaparecer.
Una vida a tu lado.
Pero la rechazaste.
Ella que cambió la torre Eiffel por tu pecho,
El río Sena por tus ojos,
Su sonrisa por la tuya.
Porque tu boca,
Tu maldita boca,
Era el lugar más bonito del mundo,
Ese que no existe todavía,
Ese que sólo se ve en sueños,
O cuando te miraba a la cara.
Porque tú eras su lugar favorito.
Nunca lo olvides.
Entre tus brazos se sentía en casa, segura, feliz.
Pero la rechazaste.
Y ahora la princesa se ha puesto un vestido precioso y se ha
calzado los tacones más altos.
Así que, si la ves…
Si la ves, no la mires.
No vaya a ser que te deshagas.
Porque mirarla es pecado,
Es arañar la felicidad y no poder tocarla.
Si la ves, agacha la cabeza y desvía la mirada.
Pero, sobre todo, que no te vea.
Que no te vea porque ahora la princesa sonríe.
La princesa ya no llora.
La princesa ya no está triste.
La princesa es feliz.
FELIZ.
Y ya no es por ti.
Llego hasta ti.
ResponderEliminarEl mar no tardó en descubrirte
en predecirte sirena o marea
en divulgar tu salitre sonoro
cuando tu pelo se enfrenta al viento.
Eres Sonia, la que describen los enamorados.