domingo, 21 de diciembre de 2014

La princesa ya no está triste

"La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color."
Ruben Darío


La princesa se mira delante del espejo y sonríe.
Sonríe porque por fin es feliz.
Porque no tiene a nadie que se merezca su sonrisa más que ella.
Porque nadie la quiere, nadie la mima, nadie le regala rosas.
Pero no las necesita.
Porque ella,
Ella,
Sólo ella,
Es la flor más bonita del jardín.
¿Pero quien se fija en un jardín?
¿Y en una rosa?
 ¿Y en una flor?

La sociedad de hoy en día no tiene tiempo para sueños ni quimeras.
No tiene tiempo para ella.
Ella que soñaba con viajar a París,
Con volar muy alto
Y desaparecer.
Ella que soñaba contigo
Una vida a tu lado.
Pero la rechazaste.

Ella que cambió la torre Eiffel por tu pecho,
El río Sena por tus ojos,
Su sonrisa por la tuya.
Porque tu boca,
Tu maldita boca,
Era el lugar más bonito del mundo,
Ese que no existe todavía,
Ese que sólo se ve en sueños,
O cuando te miraba a la cara.
Porque tú eras su lugar favorito.
Nunca lo olvides.
Entre tus brazos se sentía en casa, segura, feliz.
Pero la rechazaste.

Y ahora la princesa se ha puesto un vestido precioso y se ha calzado los tacones más altos.
Así que, si la ves…
Si la ves, no la mires.
No vaya a ser que te deshagas.
Porque mirarla es pecado,
Es arañar la felicidad y no poder tocarla.
Si la ves, agacha la cabeza y desvía la mirada.
Pero, sobre todo, que no te vea.
Que no te vea porque ahora la princesa sonríe.
La princesa ya no llora.
La princesa ya no está triste.
La princesa es feliz.
FELIZ.

Y ya no es por ti.



viernes, 31 de octubre de 2014

Te cambio un beso por un verso

Yo le hablaba del amor
y él me lo hacía.
Era nuestro trueque particular,
nuestro intercambio personal.
Yo le leía mis versos cada noche
y le pedía a cambio un orgasmo más.
"Te cambio un beso por un verso", susurró.
Y le escribí un poema.
Y él me hizo el amor.

Y le juré que mi poesía sería interminable...



domingo, 7 de septiembre de 2014

He dejado de llorar por ti



He dejado de buscar los besos que te llevaste, porque te recuerdo que a estas alturas podrían decirse que ya eran míos.
He dejado de llorar por ti, de escuchar a Luis Ramiro pedirte que vuelvas y de preguntarle a Marwan todas las cosas que no me puede responder.
He llamado a Sabina y le he dicho que ya lo sé, que fuiste tú el que me robó el mes de Abril.
 Después he intentado pensar en un futuro en el que no estés tan presente, pero sólo se ha quedado en eso, en un intento.
He dejado de llorar por ti (¿ya lo había dicho?), he dejado de echarte de menos y de mandarte mensajes que sé que no vas a leer.
He llegado incluso al punto de hacerle creer a mi subconsciente que he dejado de esperarte.
Me he acostumbrado tanto a estar sin ti que ya no quiero estar con nadie más, porque estar sin ti es la forma más sencilla que conozco para estar más contigo.

Cuanto más te alejas, más cerca te siento; así que hazme un favor y vuelve, que estoy deseando sentirte lejos.



sábado, 6 de septiembre de 2014

"Si escribieras igual que follas..."

No tenéis ni idea de lo bonito que era despertarme y verle a mi lado. Sus ojos cerrados, su boca entreabierta y las perfectas formas de su cuerpo como si de una escultura griega se tratara. 



Hubiera dado todo lo que tenía por quedarme a vivir con él allí, en aquellos pocos metros cuadrados de aquella habitación de hotel. Pero ya se sabe, que los sueños al final son sólo eso: sueños; ilusiones y esperanzas rotas al chocar de frente con la realidad. Y la realidad era simple, no eramos más que un par de locos extraños disfrutando de nuestros cuerpos por unas noches. Y no estaba mal, eramos jóvenes y libres, no teníamos que dar explicaciones a nadie. Todo eran besos, sexo, caricias y champán. Pero la mañana del domingo llegó. Y él se fue. Cuando me desperté lo único que quedaba de él era el aroma de su perfume y una nota en la mesita:



Y desde entonces, ya sólo escribo para él.

lunes, 25 de agosto de 2014

Una pesadilla

Me he despertado sobresaltada, pero al darme la vuelta tú no estabas.

-          ¿Cómo es posible? – me digo – Si hace un segundo estabas conmigo

No lo sé… No sé dónde estás… Te busco en la noche y solo encuentro oscuridad.
Lloro, grito, chillo…

-        No puede ser – me digo a mí misma – No puede ser real…

Entonces me despierto, oigo su respiración, siento su aliento y su mano en mi pecho.

-       Tranquila, mi vida, sólo fue una pesadilla.


(Pero tú ya no estás…)




miércoles, 20 de agosto de 2014

La chaqueta.

No me preguntes por qué, pero el caso es que de repente me he encontrado mirando una fotografía tuya que te había hecho un día en el centro comercial. 
Qué guapo estabas… Te acababas de comprar un abrigo, de esos que a los chicos os hacen parecer más hombres, y estabas tan contento con tu chaqueta nueva que me pediste que te sacara una foto. Insististe tanto que no tuve más remedio que sacar el móvil del bolso y concederte el capricho. 
Y lo que más gracia me hace es que nunca te acordaste más de aquella insignificante foto. Creo que ni tan siquiera la llegaste a ver. Y es curioso porque, a día de hoy, te puedo asegurar que es una de mis favoritas.
Será porque cada vez que la miro veo al hombre que pensé que eras en lugar de al niño que demostraste ser.



domingo, 17 de agosto de 2014

"Hola, ¿bailas?"

-Hola, ¿bailas?

Yo te dije que sí.

Y así empezó todo. Bailamos juntos una temporada. Sin importar que fuera tango, vals, pasodoble, merengue o cha-cha-chá. No importaba nada, ni tan siquiera el lugar; sólo tú, nosotros… Al fin y al cabo, hubiese bailado contigo aquí o en China. Y lo habría hecho durante toda mi vida.

¿Por qué tuviste que pisarme tantas veces?

Me destrozaste los pies, cariño. Los pies y la vida.

Que ya sé que todos nos equivocamos, pero no pretendas sacarme a la pista sin antes aprender a bailar.